DAVID S. OLABARRI Martes, 26 diciembre 2017, 16:57
La OTA de Bilbao ha despedido a siete trabajadores a los que acusa de
«no cumplir con sus obligaciones laborales» en los últimos meses. La
empresa que gestiona el servicio público de aparcamientos ha tomado esta
decisión después de los informes recibidos de la empresa de detectives
privados que contrató hace medio año para corroborar sus sospechas:
estos empleados descuidaban «totalmente» su trabajo, que consiste en
controlar los estacionamientos regulados en la capital vizcaína. Los
'oteros' afectados, por su parte, niegan las acusaciones y afirman que
en el fondo de los despidos subyace un conflicto por las condiciones
laborales de la plantilla, compuesta por unas 140 personas. Desde el
comité de empresa advierten que uno de los afectados es uno de los
representantes de los trabajadores y anticipan que tienen previsto
proponer la convocatoria de una huelga en respuesta a estas rescisiones
contractuales.
Portavoces autorizados de la UTE Eysa-Cycasa consultados por este
diario afirman que el problema con estos empleados viene de lejos y que
no tiene nada que ver con las negociaciones del convenio. Por eso
-dicen- optaron en verano por contratar una agencia de detectives
privados para plasmar en informes «objetivos» el comportamiento
irregular de estas personas. Según estas mismas fuentes, los
seguimientos que realizaron a los 'oteros', plasmados en reportajes
fotográficos, demuestran que no cumplían «para nada» con su jornada
laboral. Entre otras irregularidades, insisten, se puede comprobar que
alguno de ellos «no trabajaba ni una hora de su jornada laboral» o que
«se metían durante cuatro horas a un bar a ver una etapa del Tour». «No
se trata de un problema de productividad, como han querido hacer ver. Lo
que hay aquí son faltas graves disciplinarias», dicen en la empresa.
«Pagamos por ir al baño»
La visión de los trabajadores es diametralmente opuesta. A su juicio,
cualquier empleado podría haber sido el expedientado, ya que, en su
opinión, lo que se esconde detrás de estos despidos son los conflictos
laborales que se vienen arrastrando en los últimos meses. «La realidad
es que nos quieren imponer unos horarios y unas condiciones inasumibles.
Y con esta medida tratan de mandar un mensaje a todos», afirma un
delegado del sindicato ELA.
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